
Esta mañana, siento la presencia de los Elohim más que nunca. Ellos observan todo lo que sucede en la Tierra, llenos de esperanza. Los Raelianos y los Elohim: somos iguales, pero diferentes a la mayoría de la gente. Existe el yin y el yang, el bien y el mal, y los seres humanos siempre parecen encontrar razones para olvidar a los Elohim.
Al principio, la gente dedicaba su vida a los Elohim. Moisés transmitió mensajes maravillosos, pero el pueblo creó un becerro de oro, un ídolo. Un ídolo es algo que se trata como a un dios, pero siempre está hecho de algo: madera, piedra u oro. ¿Qué es más valioso, un ídolo de piedra o uno de oro? Es lo mismo. Son lo mismo, no tienen valor, ¡son nada!
Y el Mensaje de los Elohim es muy claro: no adores ídolos de piedra ni de oro, porque solo tienes a un creador, uno solo, pero en plural: los Elohim. ¿Por qué tomar un trozo de piedra y rezar delante de él? Debes dar gracias cada día por tu vida, a los Elohim, no a un trozo de piedra. La piedra no era bonita, así que la hicieron de oro. Hicieron un becerro de oro y le rezaban diariamente.
“¿Elohim? ¿Quiénes son los Elohim?”, preguntaban, aunque el mandato era muy claro: ¡No te arrodilles ante los ídolos! Y Moisés tuvo que luchar mucho contra ellos. Destruyó el becerro de oro y gritó: ¡Lean el Mensaje de los Elohim: nada de ídolos! ¡Da gracias solo a los Elohim!
¿Se imaginan? Vienen a la Tierra, crean la vida y esperan que la gente les dé las gracias. En cambio, hacen un becerro de oro y se arrodillan ante él cada día. ¿Puede haber algo más absurdo? Y creían: “¡Este es Dios!” – un becerro de oro, una ternera de oro. Pero es un símbolo maravilloso, porque muestra que los seres humanos fácilmente convierten el oro en un dios.
¡Oro! ¿Acaso no sigue siendo un dios hoy en día? Todo el mundo persigue el oro; incluso las palabras oro y dios suenan casi igual. (En inglés)
Miles de años después, vino Jesús, mi querido hermano. Fue al Templo de Jerusalén, que fue construido solo para amar a los Elohim, ese era su único propósito. ¿Y qué encontró? Gente vendiendo oro. ¡El templo se había convertido en un mercado! Había mesas por todas partes, y casi no quedaba espacio para orar a los Elohim. En cada mesa, la gente intercambiaba oro por imágenes de Dios.
Todos conocemos la historia. Jesús enseñaba: Ama a tu prójimo, ama y ama. Si alguien te da una bofetada en la mejilla izquierda, preséntale la derecha. Una enseñanza maravillosa. Pero cuando vio que el oro reemplazaba a Dios, se enfureció. ¡Jesús estaba furioso! Volcó las mesas con tanta violencia que todos los comerciantes huyeron asustados, temiendo que los golpeara.
Debemos corregir la imagen falsa de los Profetas como seres siempre pacíficos y no violentos. Sí, son absolutamente no violentos, pero cuando se irrespetaba a los Elohim, es necesario actuar. Por eso Jesús echó a los comerciantes del templo. Es una imagen muy reveladora. A los sacerdotes no les gusta mencionar esta historia porque no encaja con la narrativa suave: no violencia, ama a tu prójimo. Pero es verdad: destruyó las mesas y arrojó las monedas de oro al suelo.
¿Y cuál es el poder supremo en la Tierra hoy? ¡El oro! El mundo está gobernado por los bancos. Bancos creados por un judío, Rothschild, quien supuestamente amaba a Dios. Él creó el sistema bancario mundial. Hoy, ningún país es gobernado por su gobierno; son gobernados por los bancos, que tienen a los políticos agarrados de las “bolas”.
Solo dos países expulsaron los bancos de Rothschild: Rusia (Putin dijo: ¡Fuera!) y China. Declararon: «Los bancos no nos van a gobernar. Este país pertenece al pueblo. Nadie nos hará esclavos». Porque en los llamados países democráticos, la gente es esclava sin darse cuenta.
¿Qué es una tarjeta de crédito? Nada más que la cadena que usaban los esclavos. Antes, los esclavos llevaban cadenas para demostrar que pertenecían a un amo. Hoy, tu tarjeta de crédito hace lo mismo. ¿Crees que tienes tu coche o tu casa? No. Le pertenecen al banco. Deja de trabajar, deja de pagar y el banco lo toma todo. El oro gobierna el mundo.
¿Por qué hay guerra en Ucrania? por el oro. ¿Por qué hubo guerra en Irak? por el oro. A veces, un líder intenta cambiar las reglas, como Muammar Gaddafi, que quería crear un banco popular. A los banqueros no les gustó, así que lo asesinaron.
Y ahora, hay un líder fantástico en África, en Burkina Faso, que está haciendo lo mismo. Por supuesto, arriesga su vida cada día, con tantos que intentan matarlo. Recientemente, lo nombré Guía Honorario de la Humanidad. Promueve los Estados Unidos de África. Yo lo dije hace cincuenta años. Promueve una moneda africana única, el Afro. Yo lo dije hace más de treinta años. Está poniendo en práctica todo lo que he estado enseñando al mundo durante más de 30 años.
Francia posee más de cincuenta toneladas de oro. ¿De dónde viene? No hay minas de oro en Francia. Ese oro viene de África, principalmente de Burkina Faso. Es una injusticia. Una vez más, como en tiempos de Moisés, como en tiempos de Jesús, el mundo se rinde ante un falso dios: el oro.
¡Y Maitreya llega justo a tiempo! Así como Jesús echó a los mercaderes del templo, yo aparto todo y a todos los que se interponen entre la humanidad y los Elohim. Los devuelvo al camino de los Elohim. Porque todo el oro del mundo —no llevarán ni un gramo cuando mueran. No pueden llevar su casa de lujo, su coche, su fortuna al planeta de los Elohim. Nada Lo único que llevan es el amor que dieron. Y eso es hermoso.
Así que hoy, como cada domingo, nos reunimos para amar a los Elohim, para recordar quiénes son y quiénes somos. Venimos del polvo y al polvo volvemos, pero los Elohim nos ofrecen la vida eterna. En su planeta no hay oro. ¡Nada! Y, sin embargo, todos son felices. Todos tienen un lugar donde dormir. Todos tienen comida. Nadie trabaja, solo son.
Por eso siempre les digo: ¡Sean! Si no pueden simplemente ser, entonces la vida eterna se convierte en un castigo. Imaginen estar deprimidos para siempre. Los Elohim no son sádicos; ofrecen la vida eterna solo a quienes son felices. Somos la única religión del mundo que hace de la felicidad un deber. No “pueden ser felices”, sino que deben ser felices. Desde el momento en que se despiertan: ¡Maravilloso! Sé feliz por nada. Y eso nos lleva a la meditación. ¿Qué es la meditación? Nada. La nada. Como cuando la gente va a un monasterio zen y le pregunta al maestro: “Enséñame a meditar”. El maestro responde: “Siéntate”. Pasa una hora. “¿Y ahora?”. “Siéntate”.
De niño, mis profesores y familiares me decían: “No sirves para nada”. Tenían toda la razón. ¡Creo que soy el mejor en no hacer nada! Suena fácil, pero es muy difícil. Los grandes maestros daban lecciones, pero yo miraba por la ventana, viendo los pájaros en los árboles. El profesor me regañaba: “¿Por qué no escuchas?”. Y yo respondía: “Aprendo más de los pájaros”. Se enfurecía, y le decía a mi madre: “No sirve para nada”. ¡Sí! Y sigo sin servir para nada. Ese es el rasgo común de los Profetas: Buda tampoco servía para nada. Y lo único importante es la nada. Cuando no sirves para nada, estás listo para la vida eterna
Cuando llegues al planeta de los Elohim –y sé que todos lo merecen– será como ir a un monasterio zen. Llegarás y dirás: “¡Estoy vivo! ¿Y ahora qué?”. Y si un Eloha te da la bienvenida, te dirá: “Siéntate”. Eso es la vida eterna.
Muchos trabajan duro toda su vida y, a los sesenta y cinco, se jubilan. De repente se sienten inútiles y deprimidos. En Estados Unidos, la mitad de los jubilados toman antidepresivos. No tienen nada que hacer, ni nada dentro de sí. En ese estado, la nada es un castigo. Pero en la vida espiritual, la nada es un placer.
Practica con los animales. No necesitas palabras con tu gato. Lo observas, lo sientes y puedes pasar horas mirándolo. Entonces, el nivel de comunicación con el infinito es enorme. Los animales son maestros. Ámalos; nos muestran el camino.
Amo a mi gato. Una vez vino a una reunión. Se estira, bosteza, duerme dieciséis horas al día. ¡Dieciséis horas! La gente piensa que los animales son perezosos, pero viven maravillosamente: sin bancos, sin ídolos de oro.
Así que, practica ser un bueno para nada. Porque cuando mueras, si estás perdido en la actividad, te habrás perdido. Pero si no eres bueno para nada, continuarás en la eternidad.
Por eso denomino a la Academia de la Felicidad un centro de preparación para la eternidad. ¿Cómo se prepara uno para la vida eterna? Practicando el no hacer nada. Cuando no piensas en nada, cuando no haces nada, estás preparado. Entonces, cualquier idea de guerra, dominación o explotación desaparece.
Así que, por favor, practica.



